jueves, 4 de marzo de 2010

Adela en el Carrousell

Adela y sus siete años, recién se nota que no será una mujer hermosa, el cabello negro resbala violentamente por sus blancas mejillas, una sonrisa fantasma adorna la ausencia de su mente perdida en el eterno girar del carrousell, su carrousell.

Hay muchos adjetivos para niñas como Adela, la mayoría despectivos, entre los más tenues “rara” es el favorito. Usa el mismo vestidito blanco cada domingo , el día en que desde muy temprano se sienta en las escaleras de la iglesia y mira girar y girar el artilugio que ama.

Las madres del barrio no dejan a sus hijos jugar con Adela, temen que su calidad de incomprendida sea contagiosa y tal vez sea cierto. Sus mundos hermosos de ensueño no son los mismos mundos hermosos de quienes rodean a Adela, no esta muy acostumbrada al amor, flores, colores ni a la felicidad, tampoco pierde el tiempo pensando en estas nimiedades. Sus pobres padres intentaron arduamente quererla, fallaron de forma notable. Su primera y única muñeca murió devorada por la podadora del jardinero en el parque,” el último despojo de amor que nunca más volverá...”

Nadie detiene su curso, inclusive los chicos perdieron ya la diversión en molestarla, las familias entran a misa hipócritas como la costumbre dicta semanalmente, salen con un alivio psicológico que los deja reír mientras comen algodón de azúcar, rosa para la nena, el nene quiere el azul con los colorines.

El balón rueda hasta las piernas de Adela, un tirón llena de nervios su vientre, no sabe como reaccionar a esos fugaces desplantes de contacto humano, piensa en regresar la pelota, dos chicos corren forcejeando hacia ella. Adela se dobla para tomar la bola con las manos para así poder devolverla con toda la nula fuerza de sus brazos , una patada rompe su mano derecha, confundida no entiende qué le duele más, el estruendo de su mano y las punzadas en cada uno de sus dedos o el ensordecedor sonido de toda la gente riendo profundamente... El padre, muy indignado, le dice al chico que la pateó: “Ten piedad no seas así, no le des patadas a los locos...”.

Adela no puede evitarlo, sus mejillas se mojan sin tregua, quiere evitarlo, pero el calambre desgarra el centro de su pecho, las costillas se encarnan por el ardor y no lo entiende, sabe que su bracito roto no la hace sentir así, hay algo más, y se pregunta ¿Por qué? Si ella solo quería alcanzarles la pelota, y es ahí donde el dolor en su alma se hace insoportable , una voz le dice al oído “ Es tu corazón...se rompió”.

Adela se preguntó ¿por qué las risas habían parado? ¿de quién era esa voz tan cálida y hermosa? ¿por qué alguien le hablaba a ella y sólo a ella?. Alguien la recogía en sus brazos y limpiaba las lágrimas de sus mejillas, intentaba ver el primer rostro amable y cariñoso en su vida, pero las lágrimas no la dejaban ver más que un borrón azul.

Repentinamente se detuvo y susurrando una vez más dijo: “Acepta” mientras lentamente deslizaba una sortija en su manita izquierda. Ella sin pensarlo, se apretó tan fuerte como pudo a él, a esa sensación de calidez tan nueva para ella. Casarse a los 7 años debía estar prohibido, pero eso a ella no le importaba, sólo sabía que no quería volver a sentir el frío que antes mordisqueaba su alma.

Él elevó a Adela por encima de su cuello y pasó sus piernas por sus hombros, lentamente se agachó, posó sus manos en el suelo y se recargó en sus rodillas, el aire secó lentamente las lágrimas de Adela, con cada vuelta el dolor se atenuaba más y más, sabía que nunca dejaría de abrazar ese cálido cuello, sabáa que su destino era girar, empezaba a entender con quién era el lazo de esa sortija que rodeaba su dedito, tanto esperar a que su sueño se hiciera realidad... y ahora. Ahora es una estrella clandestina que gira en el más allá , ahora su ensueño la envolvió y la última risa enmudeció. Adela en el carrousell.

1 comentario:

Sal dijo...

Que bello hermani =) aunque corregirle la ortografía lo dejaría fanómeno